El girasol ha vuelto a demostrar su importancia en la rotación de cultivos herbáceos en el sector agrícola español durante la campaña de 2024. La superficie total sembrada fue de 767.789 hectáreas, ligeramente inferior a la del año anterior (1,25%), con una productividad de 871.800 de toneladas (según fuentes del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación).
Cifras de productividad que se ven favorecidas por la mejora vegetal desarrollada en los últimos años. La adaptación varietal a las condiciones agronómicas es determinante para favorecer los niveles de producción. Por ello el Grupo para la Evaluación de las Nuevas Variedades de Cultivos Extensivos en España (GENVCE) trabaja desde 2023 en un total de ocho ensayos de experimentación con nuevas variedades de girasol para comparar sus rendimientos y características agronómicas.
El objetivo principal del estudio es evaluar el funcionamiento de diferentes variedades en áreas agroclimáticas distintas ubicadas en la mitad norte del país. “El fotoperiodo es más largo en el norte, lo que conlleva problemas en el desarrollo del girasol; a través de esta experimentación podemos recomendar la variedad que mejor se adapta a éste u otros condicionantes”, explica Gabriel Villamayor responsable del Plan de Experimentación Agraria del ITACyL, entidad que realiza los ensayos en Castilla y León dentro de la Red GENVCE.
Aumento en el norte
Precisamente es en el centro norte donde más se está apostando por la siembra del girasol en el conjunto del país. En la actualidad representa más del 65% de la superficie de este cultivo, según indica la Asociación Española del Girasol (AEG).
Castilla y León se reafirma como la región con mayor territorio dedicado al girasol, representando más del 47% del total con 365.493 hectáreas, prácticamente las mismas que el año anterior. “Es el tercer cultivo mayor en superficie de esta comunidad por detrás de trigo y la cebada”, destaca Villamayor. Por otro lado, en Castilla-La Mancha, la segunda gran región productora, experimentó un ligero incremento del 2,2% (según la AEG).
Ensayos varietales
Durante la campaña 2024, la Red GENVCE ha evaluado 17 nuevas variedades de girasol, en su mayoría de tipo linoleico (60%), el resto responde a variedades del tipo alto oleico. Además, en el marco del ensayo se encuentra una gama con resistencia a herbicidas de la familia de las imidazolinonas y cinco con resistencia al tibenuron metil.
Centros investigadores y organismos participantes
Las entidades públicas que han participado con ensayos son: Aragón (DGA), Castilla y León (ITACyL), Castilla la Mancha (IRIAF), Madrid (IMIDRA) y Navarra (INTIA). Los ensayos se han ubicado en las Zonas Norte (4 ensayos) y Centro (2 ensayos). Aquellos realizados en Villatoquite (ITACYL) y Villarejo de Salvanés (IMIDRA), tuvieron que ser eliminados debido a factores climatológicos o criterios agronómicos. La coordinación técnica de la red de ensayos de girasol se ha realizado desde el programa de Cultivos Extensivos Sostenibles del IRTA con el soporte de la Generalitat de Catalunya y del MAPA a través de la Oficina Española de Variedades Vegetales (OEVV).
Producción de grano
En el conjunto de ensayos realizados por GENVCE de la campaña 2024, el rendimiento medio ha sido de 2.472 kg/ha, sin destacar diferencias estadísticamente significativas entre las diferentes variedades analizadas.
Nivel de abonado
Uno de los condicionantes a destacar en Castilla y León es el nivel de abonado, ya que es relativamente escaso en secano. “El girasol posee una raíz pivotante y profunda, por lo que puede extraer nutrientes a capas más fondas, por ello es importante que no se forme suela de labor para obtener el máximo alcance”, indica. Sin embargo, para obtener altos oleicos y tener más grasa, en torno al 45-46%, Villamayor aconseja abonar para reducir las grasas saturadas, tales como la palmítica y esteárica.
Suelos y siembra diferente
Otra de las peculiaridades que poseen las tierras castellanoleonesas es la tipología de suelos que determinan la manera de realizar la siembra. “En aquellos que son arenosos se realizará al fondo y en los arcillosos se hará más superficial”, especifica. En este sentido, añade Villamayor, son suelos “básicos” cuya materia orgánica no supera el 1,5%, bloqueando de esta forma el fósforo. Por ello subraya la importancia del uso de productos bioestimulantes.
Plagas comunes
Los gusanos de alambre, alfilerillos o doradillos, son larvas de escarabajos de varias especies que en Castilla y León afectaron a las siembras, causa por la que en la pasada campaña se vieron obligados a descartar uno de los tres ensayos desarrollados, concretamente el situado en Villatoquite (Palencia). Por su parte, la proliferación del hongo Jopo es más común en la región andaluza.